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UN VIAJE A LO EXTRAORDINARIO

A lo largo de estas últimas semanas, me he preguntado muchas veces cómo empezaría a
escribir estas líneas. A menudo, nos planteamos el rumbo que tomarán las cosas, solo para
descubrir que el camino que elegimos difiere de nuestras expectativas iniciales. En mi caso,
compartir mi experiencia con Factoría no es solo una oportunidad, sino una forma de
expresar la gratitud profunda que siento por la puerta que se abrió ante mí en diciembre de
2022.

Factoría ya había llamado mi atención en años anteriores, mostrándome a personas
inspiradoras de las que aprendía constantemente. No creo en las casualidades, y mi llegada
a la décima edición de este programa se sintió como una parada obligatoria en ese camino
que cada uno recorremos solos, a veces en paralelo o rodeado de otros viajeros. En mi
caso, tuve la suerte de estar rodeada de compañeros igual de excepcionales.

A veces, la vida nos presenta desafíos y depende de nosotros encontrar las herramientas
para superarlos. Cuando reflexiono sobre mi camino en Factoría de Talento, se me vienen
muchas palabras a la mente, pero ninguna define mejor mi experiencia que «extraordinaria».
Conocer a mis compañeros, de quienes he aprendido tanto y con quienes he descubierto
que las cosas pueden funcionar de maneras diferentes, ha sido todo un viaje emocional.

Conocer a mi equipo, que me ha aportado un inmenso valor en estos últimos meses y me
ha ayudado a definirme aún más. Conocer a los profesores, quienes me han guiado para
explorar mis múltiples facetas y atreverme siempre a descubrir un poco más, ha sido un
viaje de autodescubrimiento y crecimiento personal.

Notar cómo el programa se ha quedado en mí, semana tras semana, me ha hecho sentirme
más consciente y agradecida por cómo la vida coloca personas en nuestro camino para
enseñarnos y enriquecernos. Atreverse a abrazar esta experiencia, disfrutarla y enfrentar el
momento en que llega a su fin ha sido uno de mis mayores aprendizajes.
A veces, simplemente debemos aceptar las oportunidades que se nos presentan, abrazar
los cambios y vivir un poco mejor. Factoría de Talento me ha inspirado a hacer exactamente
eso, y por ello, estoy profundamente agradecida.

 

Gracias, siempre.
Elena.

QUE EL TALENTO FLOREZCA

Para que una planta germine, crezca y florezca, se necesita mucho más que una buena
semilla. Se necesita un suelo repleto de nutrientes; se necesitan agua y luz del sol, en
cantidades justas. Se necesitan muchas cosas, pero, en definitiva, se necesitan tiempo y
condiciones favorables a cada tipo de planta.
¿Qué se necesita, pues, para que florezca la semilla del talento de cada uno de nosotros?
Hace unos meses, mi respuesta hubiese sido bastante diferente. A día de hoy, después de
llenar mi vida durante 6 meses de Factoría de Talento, he descubierto la magia del
querernos, uno de los mejores nutrientes para esta planta que tanto atesoramos.
Qué importante es la gente de la que nos rodeamos. Durante 6 meses, hemos aprendido
juntos, hemos creado redes de seguridad juntos, hemos compartido momentos vulnerables
juntos, hemos trabajado juntos, y sobre todo, nos hemos reído juntos. Nos hemos querido
juntos, y todas esa diversidad de semillas, brotes y plantas ha florecido con diferentes
formas y colores. Los elementos individuales de esta red de seguridad nos hemos
convertido en partes de un jardín.
Quizás el talento florece al cogernos de la mano entre nosotros. Quizás el talento florece
cuando nos sentimos a salvo al decir en voz alta lo que pensamos. Quizás el talento florece
al reírnos juntos alrededor de una mesa en el mismo bar de Conde Casal cada jueves.