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Cuando despierta la nostalgia

Hace unas semanas que arrancó la Edición 9 de Factoría de Talento, dando el pistoletazo de salida la primera sesión de Teambuilding. Sin pestañear, no puedo evitar pensar que ya hace un año desde que yo estaba en la misma posición en la que se encuentran los nuevos talents. Un año ha pasado sin darme cuenta. De repente, hay algo que llama a mi puerta, y sin duda es una profunda nostalgia por ese primer día en el que cada cual se daba a conocer con su objeto elegido.

Pensando en la nostalgia, o morriña como prefiero llamarla de vez en cuando, me pasa que, muchas veces, aparece sin ser invitada. Es como si de repente una ventana se abriese en mi cerebro y una pantalla se llenase de partes de una película antigua en la que van apareciendo diversas imágenes de recuerdos pasados acompañadas de sensaciones que me teletransportan a otra época. Esta película viene cargada de una explosión enorme de emociones que estaban escondidas en algún lugar de mi mente y que de repente, ¡boom!, resurgen de las cenizas. Hay un punto de inflexión en el que algo se desata y vuelvo a recordar algo nítidamente que había olvidado casi completamente o que no tenía tan presente en mi día a día.

Sin embargo, cual viajera del tiempo que arranca su máquina, puedo recurrir a la nostalgia sin ser necesario que aparezca por sí sola. ¿Y qué rutas se podrían elegir para llegar hasta ella? Desde luego, creo que cada persona tiene sus propios caminos para encontrarse con ella. Hay algunos caminos que tomo de forma habitual, en especial la música. En cuanto suenan los primeros acordes de determinadas canciones, estas tienen la gran capacidad de conectarme con momentos de mi pasado.

No obstante, me encanta explorar y descubrir nuevos caminos. Hace unos días volví a una tienda de juguetes antiguos que un buen amigo me enseñó. Mientras me paseaba por sus pasillos, no podía evitar recordar la primera vez que abría algún regalo en Navidad cuando era niña y destrozando el papel, me encontraba con un nuevo juguete. Me acordaba de esas mañanas de invierno frías en las que con mi nueva adquisición me dedicaba a jugar con esa ilusión que envuelve esas primeras veces que un niño se divierte con un nuevo descubrimiento. Encontrar nuevas formas de tomarme un café con la nostalgia como este ejemplo, me lleva a desbloquear nuevos cofres del tesoro. Al abrirlos, me encuentro con la recompensa de revisitar nuevos recuerdos.

La nostalgia tiene un inmenso poder. Tiene una gran capacidad de envolvernos en sus brazos y hacernos revivir momentos pasados. Para mí esta vez ha venido de la mano de esa primera sesión que tuvimos de Teambuilding de Factoría de Talento.

Toc, toc…¿eres la nostalgia?

 

Escrito por: Eva, finalista de la 8ª edición