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La energía ni se crea ni se destruye, se comparte por Álvaro Santos

Álvaro Santos es un chico de 21 años aunque siga sintiéndose niño de 10,  sin definición. Dice que definir es poner límites a algo y para él es como una línea con la que, si se puede, jugar a la comba. Nacido en Alcalá de Henares pero de sangre manchega. Estudia ingeniería aeroespacial en la UPM y en su tiempo libre le gusta cantar, hacer deporte (especialista en salto con pértiga), escribir, la familia, las aventuras, compartir experiencias y pensamientos, reír, ser feliz, en definitiva…vivir, vivir su definición personal de vida y es que, como él dice, cada uno tenemos nuestra propia definición de vida, una vida que va cambiando de la mano del tiempo.

¿Definición personal de vida? No, no traigo ese mensaje, lo siento, pero cualquier tarde tomamos un café o unas cervezas y os lo comparto. Aunque va por esa línea. La de definir y compartir.

Me gustaría, si me lo permitís, reflexionar sobre el concepto de energía. Esa energía que tenemos cada uno de nosotros en nuestro interior, la que nos mueve, la que nos alimenta, la que nos ayuda en días grises a iluminar el ambiente.

¿No es curiosa esa fuerza que tenemos interna? ¿Os ha pasado alguna vez de cruzaros con alguien que irradia ese algo que es difícil de describir pero que os invita a acercarte? ¿Una conversación de la que salís con más ganas de todo? ¿Una sonrisa que te hace sonreír?

Creo que cada uno tenemos nuestra propia energía interna. Un aura, una fuerza que nos acompaña toda la vida. Nacemos y es muy intensa, no hay más que observar la fuerza que puede irradiar un bebé mientras duerme y ya no os cuento cuando llora… Esta energía varía y nunca se apaga, creedme, nunca se apaga.

No me gusta pensar en la energía como una pila. Sí, a lo largo del día esta energía se va agotando y necesitamos recargarla, pero una pila te permite llegar hasta un límite de energía. Hablábamos antes de límites… ¿Por qué tenemos que tener un límite de energía? Yo quiero ir desarrollándome cada vez más y tener más y más energía con la que jugar en la vida. Y si quiero, ¿por qué no puedo?

Hay gente que me pregunta qué hago con tanta energía, que dónde la meto, sobre todo por las mañanas (lo confieso). Yo les respondo que la invierto en mi día y que si noto que me va a sobrar, no la guardo… la comparto. La energía ni se crea ni se destruye, se comparte.

Quiero invitaros a esto, a compartir vuestra energía. Porque hay que querer. Primero haceros más fuertes, entrenad, aprended, lo que a vosotros os haga sentir más fuertes, tener más ganas, para conseguir ser capaz de controlar mucha energía y después, compartirla. Compartirla con vuestra familia, vuestros compañeros, amigos, pareja, mascotas… Con una sonrisa, una conversación, un abrazo. Un gracias, un regalo inesperado. Compartid vuestra alegría, vuestro ánimo y vuestro buen rollo, compartid todo lo bueno. Cada uno tiene sus formas y todas son igual de válidas.

Me gusta pensar que tenemos energía de todas esas personas que han pasado por nuestras vidas alguna vez. Se saca con los recuerdos, ¿no es hermoso? La energía nunca se apaga.

Espero haber podido compartiros un poco de mi energía y que ahora yo también forme parte de vuestra fuente. A mí eso ya me llena de energía. Gracias por la vuestra.