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«Factoría no es la gente que lo forma, sino la huella que dejan en ti» por Cristina Gil

Cristina Gil, actualmente realizando un Máster de Élite en Neuroingeniería en la Universidad Técnica de Munich, ha encontrado en el mismo la forma de unificar su corazón dividido entre las ciencias y las letras. Sueña con poder entender cómo nos funciona la cabeza, mientras escribe poemas en servilletas con la esperanza de publicarlos algún día.

A cualquier participante en Factoría de Talento al que preguntéis qué es Factoría o con qué te quedas de Factoría, te responderá: la gente; Factoría de Talento es quién lo forma. Más allá de los seminarios, más allá del coaching, más allá de encuentros con directivos, Factoría son las personas que te acompañarán durante esos seis meses intensos y seguramente mucho tiempo más.

Sin embargo, a mi me gustaría ir más allá. Factoría no es la gente que lo forma, sino la huella que deja en ti esa gente. Cuando yo entré en el programa estaba más perdida que una gamba en el desierto. No sabía ni quién era yo realmente, ni mucho menos qué quería hacer con mi vida al acabar la carrera ese mismo año. “Estoy estudiando una ingeniería, pero me encantan las humanidades y el arte y escribir y quiero ayudar a la gente. ¿Qué hago? ¿Qué hago cuando acabe?” Ese podía ser una buena fotografía de mi cerebro en diciembre de 2016. Ahora, preparando una asignatura sobre los aspectos éticos de la inteligencia artificial, sé que nada de lo que me planteaba entonces era incompatible. Únicamente necesitaba una dirección y orientar mi energía hacia ella. Pablo, mi coach, me ayudó a descubrirlo.

Gracias a Factoría crecí personalmente. En un ejercicio de introspección en uno de los seminarios, me di cuenta que permanecía en mi zona de confort, por mucho que me dijera a mi misma que me encantaban los retos. A veces, las cosas profundas se toman su tiempo en salir a la luz. Pero si crecí de alguna manera fue gracias al proyecto en equipo que desarrollamos durante seis meses. No es sólo el amor que le tengo a ese libro que hicimos con tanto mimo, sino mis compañeros, que me enseñaron que trabajar en equipo no siempre es fácil, pero recompensa con tesoros que solos nunca imaginaríamos conseguir.