No dejes de preguntarte
De pequeña era muy curiosa y no paraba de preguntar el por qué de todo. ¿Por qué el cielo es azul? ¿Por qué el universo es infinito? ¿Por qué somos quienes somos? Y un sinfín de preguntas que no tienen una respuesta clara.
Poco a poco dejé de hacerme preguntas. Según crecía, fui creyéndome lo que me contaban en clase y en el instituto, mientras intentaba entenderlo. Ya en la universidad, no sé si por la falta de tiempo o por nuestro cambiante sistema educativo, dejé de cuestionarme el por qué, ya que probablemente escapaba al alcance de mi sabiduría. «¿Por qué estudio esto? De algo me servirá, aunque sea solo para aprobar», eso sonaba en mi cabeza cuando perdía la motivación en época de exámenes.
Llevaba tiempo sin parar a pensar en lo que realmente quiero, lo que necesito. Siempre había algo o alguien que iba antes. Y ahora, a punto de acabar una ingeniería y con un pie en el mundo laboral, he tenido la suerte de cruzarme con la gente de Factoría: diferentes personas — con inquietudes similares — y con muchas preguntas y reflexiones que hacer. Gracias a Factoría he (re)descubierto la importancia de seguir haciendo preguntas, de conocerse a uno mismo e intentar dar un sentido a lo que hacemos.
Al final, somos el tiempo que dedicamos a las cosas: las decisiones que tomamos para estar en un sitio o en otro, para estudiar una carrera, para estar con las personas que queremos, para construir nuestro futuro, para cuidarnos… El tiempo pasa muy rápido, por eso hay que tomárselo con calma para poder disfrutar del camino.
Debemos escuchar lo que queremos y lo que los demás necesitan. Si nos comprometemos y dedicamos una brizna de nuestro tiempo a ayudar a otro, haremos entre todos el mundo un poquito mejor.
No hay que dejar hacerse preguntas, porque, aunque no encontremos la verdad absoluta y universal, podemos encontrar una respuesta suficientemente convincente que nos sirva para seguir descubriendo y experimentando.
Yo seguiré preguntándome quién soy y qué quiero hacer. Y tú, ¿quién eres? ¿y por qué?
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Escrito por Clara Nicolás del Peral, finalista de la 10ª edición de Factoría de Talento.