Tu vida, tu bajada por Manuel De Gregorio
Manuel de Gregorio fuefinalista de la cuarta edición de Factoría de Talento Adecco y es estudiante del Máster habilitante en Ingeniería Naval y Oceánica por la Universidad Politécnica de Madrid. Apasionado de la estrategia, la música y el deporte, tiene experiencia como consultor, en la empresa PricewaterhouseCoopers (PwC), y como emprendedor, desarrollando una marca de ropa para practicar snowboard.
Precisamente de esto último quiero escribiros hoy, de lo que me ha enseñado el deporte que más me gusta sobre cómo afrontar la vida y cualquier proyecto en el que decido embarcarme.
De pequeños nos decían que la vida era como subir una montaña, que había que esforzarse para llegar hasta la cima, que ganaba el que llegaba más alto y que, al llegar, todo habría valido la pena. En mi opinión, es al revés: la vida es bajar una montaña. Ahora os explico por qué.
Un día, cuando nacemos, comenzamos a avanzar desde algún lugar de la cima. Sin embargo, no es hasta pasados unos años cuando somos conscientes de que lo estamos haciendo. Hasta ese momento, hemos seguido a la gente de nuestro alrededor (nuestros padres, hermanos mayores, familiares, amigos…) aprendiendo, con mayor o menor habilidad, a deslizarnos por la nieve.
Recuerdo perfectamente el día en el que descubrí hacia dónde quería orientar mi vida, mi bajada. No sabía exactamente el lugar al que quería llegar, pero sí cómo y con quién hacerlo. No quería dejarme llevar y seguir a la mayoría, a personas que no sé de dónde vienen ni hacia dónde van.
Las tres enseñanzas que he sacado del snowboard (y del deporte en general) se pueden resumir en las siguientes palabras: confianza, respeto y personalidad.
CONFIANZA
Todos tenemos miedos, son saltos que aparecen en el camino. Lo importante es enfrentarse a los que se tiene en ese momento y saber que van a aparecer otros distintos en el futuro. ¿Puede salir mal?, sí. ¿Puede que nos hagamos daño?, también. Pero habrá valido la pena lanzarse a intentar el salto y superar el miedo.
Durante la bajada vamos a tener muchas caídas. Antes veía como algo negativo el fallar, el no ser perfecto. Pude reconocer durante Factoría que la excelencia no es la ausencia de fallos, que si fallamos es porque hemos intentando cosas nuevas y que si intentamos cosas nuevas, aprendemos y mejoramos.
La clave del éxito es la confianza, en ti mismo y en las personas que tienes a tu lado. Confiad en lo que sabéis hacer y valorad lo que habéis superado anteriormente, eso os permitirá iniciar el salto, eso que siempre intimida. Mantened cerca a personas de confianza, son las que os ayudarán a levantaros en las caídas y os mostrarán el camino correcto cuando tengáis dudas.
RESPETO
A lo largo de vuestra vida os cruzaréis con muchas otras personas, aunque no lleguéis a compartir camino. Debéis ser conscientes de que no estáis solos y que todos somos diferentes, que hay que respetar la velocidad y la manera de cada uno de bajar la montaña.
Ante todo, hay que tener presente que no todos partimos de los mismos recursos ni venimos del mismo lugar. Alcanzar vuestro objetivo final es una gran satisfacción, pero enseñar lo que sabéis, ayudar a quien lo necesita y aprender de los demás durante el camino es realmente enriquecedor. Esto último sólo se puede conseguir teniendo humildad.
Igual de importante es el respeto a uno mismo. Aprender y mejorar requiere de esfuerzo, constancia y dedicación. Debemos ser pacientes y no castigarnos si no conseguimos las cosas en el primer intento.
PERSONALIDAD
Las personas que me han inspirado durante mi vida tenían algo que las diferenciaba de la mayoría: estilo. En mi opinión, el estilo va más allá de la ropa con la que nos vestimos: la forma de expresarnos, nuestro trato humano, ser fieles a unos principios… Eso es el estilo.
Para crear una gran personalidad, lo que nos diferencia del resto de seres humanos, debéis conoceros y estar dispuestos al cambio. Experimentar y ser curiosos, sin importaros lo que los demás puedan pensar de vosotros, os permitirá crecer y mejorar como personas.
Por último, deciros que hagáis cosas que realmente os motiven. Si en todo momento hacéis cosas que os apasionan, generaréis la fuerza que os permitirá superar cualquier obstáculo, conseguiréis disfrutar de cada giro, de cada caída, de cada salto… y seréis luz para otras personas que no hayan encontrado aún su camino.
A medida que voy creciendo, me doy cuenta de que lo importante en la vida no es dónde llegas, ni mucho menos cuándo, sino la satisfacción que tienes al mirar hacia el principio y poder decir que has dado todo lo que tenías en cada momento del camino, siendo tú la única persona que realmente sabe lo que ha superado en la vida, la bajada.