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Cuanto más difícil, más divertido

Ira.

Ira en los ojos de quien pide ayuda y ante un consejo que aún no comprende grita: ¡Eso no me sirve!

Durante años yo también cargué ese mismo fuego tras las pupilas, convencido de que “nos educan para una vida que no vamos a vivir”, temiendo que nada de lo que me habían enseñado iba a ser directamente aplicable en lo que me quedaba por delante… Tiempo después he comprendido, que ahí está la gracia.

Quizá en lo siguiente me equivoque, pero no deben ser pocas las miradas en llamas que pululen por ahí, sospechando a cada consejo que “las cosas no son tan fáciles”. Y equivocado o no, creo que lo siguiente será de utilidad, al menos para mí, pues poner las cosas en palabras me ayuda a asimilarlas.

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En lo que llevo recorrido por el camino de las ciencias, ha sido una experiencia constante el estudiar siempre la realidad a base de modelos tan simplificados que en raras ocasiones sirven para trabajar. En segundo de carrera parece que las cosas se empiezan a poner serias y sin embargo, de cuatro meses que ha durado la asignatura de termodinámica, hemos estado más de tres y cuarto hablando de “gases ideales”… ¿Sabéis cuántos gases se comportan como ideales? ¡(Prácticamente) NINGUNO!

¡Y además el modelo de gas real ni siquiera cayó en el examen! Así es que el 100 % de mi nota está fundada en unos conocimientos que nunca podré aplicar a un caso real… Lo cual no quiere decir que no me vayan a servir de nada. Porque, de hecho, los ocho modelos para gas perfecto que se dan en la asignatura durante el poco tiempo restante son ligeras variaciones del modelo ideal que, si bien buscaban ser lo más generales posibles, hoy se conforman con ajustarse al comportamiento real de un puñado de gases.

Es más: Las ciencias, incluida la termodinámica, se mantienen vivas porque nadie ha encontrado todavía un modelo que explique todo el Universo de una sola sentada.

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Las personas somos mucho más complejas que los gases y la vida, mucho más difícil que la termodinámica. Así es que lo más normal es que, lo que te enseñen tus padres, lo que aprendas por el camino, e incluso lo que te cuenten en sitios como Factoría; no sea directamente aplicable en ningún caso y tengas que romperte un poco la cabeza buscando esos pequeños ajustes que adapten tu “modelo ideal” a las situaciones reales del día a día. ¿Y adivinas qué? Eso será lo que te mantenga con vida.

Dejando los símiles a un lado y bajando de nuevo a la tierra; quisiera aconsejarle a esos ojillos angustiados que se tomen lo aprendido como algo que aplicar más adelante pero que en ningún caso les va a solucionar la vida si no ponen de su parte… Que lo divertido de vivir está en hacerlo, en encontrar cada día las pequeñas sutilezas que te permitan adaptarte a cada caso, aprendiendo con cada paso y coleccionando recursos de todos los colores con cada reto que superes.

Sé que hay días en los que esos retos se nos comen, sentimos hundirnos en el fango después de largos días en los que no ha merecido la pena levantarse de la cama y rezamos por que en algún momento la vida nos permita acomodarnos en el gris o nos brinde una solución general aplicable a cualquier problema. Sé también que lo que te pido no es fácil pero piénsalo fríamente por un momento: Si te dieran esa “solución general” ahora, pasarías el resto de tus días en el más soporífero de los aburrimientos… No sé. Igual es que, después de tanta ira, las llamas fundieron todas mis neuronas de sensatez pero, según yo:

“Cuanto más difícil, más divertido.”

 

Escrito por: Álvaro García, finalista de la edición 9