El tiempo necesario para ser quien quieras ser. Por Adelina Grava.
Adelina es una estudiante de Administración y Dirección de Empresas, que al querer estudiar muchas carreras a la vez, decidió entrar a ADE para tener la oportunidad de formarse en un poco de todo. Es una soñadora con los pies en la tierra, y su objetivo es hacer el mundo un poco más feliz y mejor. Adelina fue seleccionada para participar en la IV Edición de Factoria de Talento Adecco y hoy, ha querido compartir esta interesante reflexión con todos nosotros:
TIENES DERECHO A TOMARTE TIEMPO PARA SER QUIEN QUIERAS SER
“Si te sirve de algo, nunca es demasiado tarde o, en mi caso, demasiado pronto para ser quien quieres ser. No hay límite en el tiempo. Empieza cuando quieras. Puedes cambiar o no hacerlo. No hay normas al respecto. De todo podemos sacar una lectura positiva o negativa. Espero que tú saques la positiva. Espero que veas cosas que te sorprendan. Espero que sientas cosas que nunca hayas sentido. Espero que conozcas a personas con otro punto de vista. Espero que vivas una vida de la que te sientas orgullosa. Y si ves que no es así, espero que tengas la fortaleza para empezar de nuevo”. El curioso caso de Benjamin Button.
Lo que más me llama la atención de este fragmento de “El curioso caso de Benjamin Button” es la última frase… “y si ves que no es así, espero que tengas la fortaleza para empezar de nuevo”, me recuerda a los talleres de interactividad. ¿Alguna vez os habéis sentido como que algo no va bien? ¿Que hay cosas que queréis cambiar o pulir pero que nunca os ponéis a ello? Como si tuvierais una vocecita que os dice que hay que pararse a ver qué ocurre, o a pulirse y luego seguir.
LA VOCECITA DE «ALGO NO VA BIEN, PARA»
En realidad, si lo pensamos en frío no tiene mucho sentido. Me imagino a un corredor que está entrenando y de pronto el zapato está empezando a hacerle una rozadura del 15, pero no quiere parar a ponerse una tirita, sino que sigue corriendo. Pero como dice mi madre “los peores dolores son el de muelas y las rozaduras”. Sigue corriendo pero llega un momento que su mente solo piensa en la rozadura. El run run. La radio. La vocecita de “algo no va bien, para”. Pero sigue para que no le adelanten, o para que no le vean que se ha parado, o porque están corriendo todos juntos ¿cómo se va a parar él?
Creo que en algún momento de nuestra vida tenemos que pararnos a cambiarnos el zapato o a ponernos una tirita, sin importar que nos adelanten (total luego correremos mejor si estamos más cómodos), o el qué dirán (quizás todo el grupo se pare con nosotros mientras nos ponemos la tirita). A veces me ha pasado, no sé a vosotros, que hay cosas que quiero pulir u objetivos por conseguir, pero no me paro a hacerlo porque no tengo tiempo, porque estoy en demasiados fregados como para dejarlos de lado y ponerme con otras cosas.
Eso me hace replantearme ¿realmente nos da miedo empezar de nuevo? ¿o lo que nos da miedo es dejar aparcado lo que estamos haciendo?