Plantarle cara al miedo. Por Laura Sotoca
Laura Sotoca es una de las seleccionadas para participar en la IV Edición de Factoría de Talento Adecco, una apasionada de la interpretación, estudiante de derecho y mucho, mucho más. Es una de estas personas que le ha plantado cara a la vida, a sus pasiones y a lo que quería hacer… por ello hemos pensado que es la persona perfecta para la pregunta de hoy: qué es para ti el miedo.Tras el seminario que realizaron sobre esta temática como parte del programa de formación de Factoría, hemos perdido el miedo a hacerle la pregunta y esta ha sido su, tan sorprendente y maravillosa como ella, respuesta:
MIEDO A DEFRAUDAR
Al terminar el instituto con 18 años no tenía realmente claro lo que quería hacer con mi vida, estaba más bien indecisa, pero algo me decía que las artes eran mi fuerte, y que todo lo relacionado con la interpretación representaba para mí un ámbito tentador y sentí la necesidad de explorarlo. No fue una trayectoria en línea recta, primero inicié la carrera de Derecho tal y como había prometido, y por el miedo a defraudar intenté alejarme de lo que verdaderamente era mi pasión.
Esto fue durante un año, porque poco a poco fui escuchándome y me di cuenta de que lo único que me frenaba era el miedo, y tenía que hacer algo con ello. Así que me lancé sin pensarlo demasiado, hice unas pruebas de acceso para una escuela de interpretación de Madrid, y eso fue sin duda el mayor acierto de mi vida. Entré en un mundo maravilloso, lleno de caos y de emociones, a veces difíciles de controlar… resultó ser el complemento perfecto para mí. Tras esos cuatro años tan intensos, decidí no dejar pendiente la carrera de Derecho, así que aunque ahora sigo vinculada con las artes, me dedico principalmente a terminar lo que en su día empecé, porque creo que en la vida todo tiene una razón y una utilidad, y una vez que termine me sentiré más plena.
MIEDO A LO INESTABLE
Hablando de miedos… mi principal miedo fue decidirme a adentrarme en un mundo inestable, algo por lo que nadie apostaba, aún sabiendo todo lo que podía perder y a lo que me iba a tener que enfrentar (crítica social principalmente). Estudiar interpretación, no ha sido un camino de rosas, de hecho lo primero que pude avisar cuando llegué fue que todas mis ideas preconcebidas sobre lo que era actuar, eran falsas. Nada más lejos de la realidad. Ahí había que mojarse, comprometerse, hablar de ti, de tu interior, de tus miedos, de tus defectos más oscuros… Y eso fue un proceso largo, de enfrentarse cada día al hecho de que las sociedad nos deshumaniza sin darnos cuenta, perdemos el hábito de ver al otro, de empatizar, y sobre todo de tomarnos tiempo para conocernos, aceptarnos y vivir el aquí y ahora (estar presentes).
MIEDO AL CONTACTO
Los miedos son una emoción básica y primaria, que si sabemos identificarlos, son un mecanismo de fuerza, de adaptabilidad, un motor que nos ayuda a escucharnos y a ir superando barreras. El problema es lo que hacemos con el miedo. Tras el seminario sobre el miedo que hicimos en Factoría de Talento Adecco me di cuenta de que de eso se trata, de identificar el miedo, y ver cómo puedes enfrentarte a él, siendo una parte de ti que te ayudará a llegar más lejos; en definitiva: salir de tu zona de confort para conseguir algo mejor.
El miedo a tocarnos por ejemplo, ¿por qué sólo nos vemos con los ojos?, ¿qué hay de malo en el tacto, que se asocia directamente con la sexualidad, y nos avergüenza? Esto mismo me ocurría en teatro, teníamos que tocarnos, sentirnos, vincularnos, para crear cohesión entre los personajes y nosotros mismos; pero claro, “cómo voy a tocarte si no eres mi pareja”.
Se crea una atmósfera distinta cuando todos estamos ligados por el mismo objetivo, el hecho de sentir que no estás solo, que los demás están igual que tú, luchando contra sus miedos, e intentando hacer, sin más presión que la que uno se auto-impone; porque en mi caso, necesitaba una aprobación, una frase de autoridad que me dijera “lo has hecho bien”: pero no es eso superar el miedo, la constancia en la práctica era lo que nos hacía ir olvidando el pudor, sentir de verdad y ser nosotros mismos; cada vez lo hacíamos mejor, pero nunca perfecto.
MIEDO A LA IMPERFECCIÓN:
Uno de los grandes miedos sociales, es el de la “perfección en lo que uno hace o es”. Por ejemplo, en mi caso, salir a escena y que al finalizar, la profesora no tuviera nada más que decir, que lo había hecho de forma ejemplar. Sin duda, eso nunca ocurrió, ni ocurrirá, la meta no era esa, y no lo es en ningún ámbito, tenía que enfrentarme a salir ahí, equivocarme un millón de veces y aprender de ello, pero no sólo aprender, sino, tener la habilidad para gestionar la frustración para que me dijeran que no había entendido nada, que mi compañero y yo habíamos hecho “la cagada del siglo” y con eso, volver a salir a escena la semana siguiente con más miedo e inseguridad que la anterior.
Pero para poder salir, uno no estaba solo, teníamos un grupo, especialmente un compañero de escena, que estaba más o menos igual que tú, y en el que te debías apoyar y trabajar día a día. Sólo así, pensando en los dos, llegaríamos a buen puerto. Idea esencial era pensar sólo en los dos, y no actuar para los demás, no “vendernos al público” sino más bien, ser nosotros mismos, en ese momento y en ese lugar (complementarnos), como si nadie nos estuviera mirando.
LUCHA CON TUS MIEDOS:
En definitiva, los miedos, no se superan siempre de forma individual, sino que apoyarse en alguien es lo que más vale, compartir sentimientos y ver que aunque te caigas, has superado el primer miedo, que era caerse. Ser sincero con uno mismo, permitirse fallar todas las veces que sea necesario, tener claro que una vida sin miedos es del todo inviable.
Mención especial a la película INSIDE OUT (Del Revés) que de forma pragmática hace alusión a todas esas emociones que nos definen como seres humanos (alegría, tristeza, miedo, asco, ira y sorpresa), y que no pueden existir las unas sin las otras.
¡Muchísimas gracias Laura por compartir con nosotros tus experiencias y pensamientos sobre el miedo!