Como yo lo siento, no siempre es cierto. Hablemos de la tolerancia a la frustración
En un momento tan convulso profesionalmente hablando donde es complicado encontrar empleo o becas en el caso de los estudiantes, hay una serie de acciones que deberíamos interiorizar cual mantra y ponerlas en práctica día a día.: ser organizados en nuestra búsqueda, planificar las horas del día que vamos a dedicar a buscar oportunidades laborales, atender a nuestra red de contactos, ser pacientes y sobre todo trabajar nuestra tolerancia a la frustración.
Ahora que muchos chicos y chicas postulan para la III Edición de Factoría, nos parece interesante pararnos a reflexionar un poco más sobre esta competencia. Si bien es cierto que hemos recibido mucho feedback positivo de aquellos que sin llegar a ser seleccionados para las anteriores ediciones vivieron en primera persona el proceso de selección, seguramente haya habido alguien que ha quedado en el camino y se haya podido sentir un tanto frustrad@.
Las personas que toleran bien la frustración,
– tienen una vida menos expuesta al estrés,
– extraen más fácilmente el lado positivo de lo que no les gusta y
tienen más facilidad para convertir los obstáculos en simples oportunidades.
– En definitiva, aprenden, descartan, se conocen mejor a sí mismos, a los otros…
Sin embargo, las personas con baja tolerancia a la frustración se caracterizan por:
– no creerse capaces de vivir la incomodidad o el sufrimiento que les genera esa limitación o problema.
– tener una única visión de la vivencia, seguramente exagerada y únicamente negativa.
Si quieres trabajar esa tolerancia, trata de:
- Valorar justamente las cosas que te sucedan y hagan sufrir
- No dejarte llevar por los impulsos negativos que un problema o contratiempo nos provoca, tratando de recordar los efectos de habernos dejado vencer por ellos en ocasiones anteriores.
- Trabaja unos hábitos mentales saludables y unos contextos personales y situacionales positivos que refuercen tu pensamiento y tu forma de afrontar los problemas.
- Piensa en la situación adversa que te genera incomodidad, equilibrando razón y emoción para poder extraer los pros y contras de la misma y convertirlos en aprendizaje.
La tolerancia a la frustración se trata de una actitud que puede aprenderse y desarrollarse. En su ejercicio seremos capaces de pensar que todas esas situaciones desagradables son pasajeras y que las cosas no siempre son como yo las siento.