Skip to main content

La incertidumbre como oportunidad. Por Marta Lorenzana

Marta Lorenzana es una ponferradina inquieta. Graduada en Administración y Dirección de Empresas, decidió dejar su primer trabajo para vivir un año en Londres y ponerse a prueba. Soñadora, viajera e inconformista actualmente vive en Madrid y compagina su máster de Negocios Internacionales en la UC3M con su trabajo en una ONG internacional. Su experiencia en Etiopía el verano pasado dice que la cambió por dentro y que ahora valora mucho más la felicidad que le dan los pequeños detalles.

Marta fue seleccionada para participar en la IV Edición de Factoría de Talento Adecco y hoy nos habla de su visión sobre a lo que a muchos jóvenes frena y a otros tantos motiva: la incertidumbre.

CUANDO NOS EMPEZAMOS A PREOCUPAR POR ESO LLAMADO «FUTURO»

¡Me rio yo de la edad del pavo! Y de lo que considerábamos dilemas hace un par de años. El tiempo pasa, las cosas cambian y nos hacen cambiar. Entre libros, aprobados y algún suspenso, cervezas, viajes y amigos llegamos a los veintipocos. Salimos de la universidad con un papelito en la mano y nos empezamos a preocupar por eso a lo que llaman futuro. Un futuro incierto que hace que muchas veces nos sintamos sin rumbo. Un poco a tientas tomamos decisiones y la vida, a golpe de realidad, nos enseña que eso de hacerse mayores quizás no mola tanto como pensábamos cuando éramos niños.

Las expectativas de los tuyos, las tuyas propias, la presión de lo que se considera éxito y las, a veces, limitadas opciones laborales junto con el no saber qué será de ti, ni siquiera a corto plazo, te agobia. Y te sientes perdido. Pero, ¿te sientes o lo estás? Sea cuál sea tu respuesta, mi consejo: take it easy, ríete de la confusión y no dejes que el miedo a un futuro incierto te impida disfrutar del presente.

SIN HOJA DE RUTA, Y HASTA DONDE TÚ QUIERAS LLEGAR 

El no tener una hoja de ruta te brinda la oportunidad de ir más allá, de explorar opciones que de otro modo tal vez no descubrirías. Aprovecha la incertidumbre para conocer tus límites y conocerte mejor. En la zona de confort estamos relajados y cómodos pero en parte encasillados. No lo te lo pienses tanto y arriésgate. No le temas a lo desconocido y apuesta por los cambios positivos, acierta o falla ¡eso da igual! Esfuérzate en aprender y en crecer, como profesional y sobre todo como persona. Y no te olvides de querer más y mejor, que nuestro mapa por borroso que sea siempre está lleno de personas que nos lo hacen todo un poquito más fácil.

DALE SENTIDO A TODO, Y ALGÚN DÍA TODO TENDRÁ SENTIDO

¡Desafíate! Apuesta por ese trabajo en el que te valoran o deja ese que no te llena, emprende, cambia de carrera si te aburre, vete a vivir al extranjero, estudia un idioma nuevo, aprende a  tocar un instrumento, declárate, prueba ese deporte que es todo adrenalina, escribe un libro, descubre lo que te apasiona, equivócate y vuelve a empezar. Ríe. Llora. Disfruta. Sueña. Viaja. Experimenta. Avanza. Vive… Haz lo que hagas pero dale un sentido a todo, porque algún día todo tendrá sentido.

Nuestro tiempo es demasiado corto como para vivir preocupados y el futuro si tiene que ser será. Por eso échale ganas al ahora, algo de locura y mucha voluntad. Leía hace tiempo unas palabras que resumen mi visión de la incertidumbre: “cuando nada es seguro, todo es posible”. ¡Qué bonita frase!

Entonces, ¿para qué preocuparnos cuando las opciones son infinitas? Retémonos, disfrutemos del camino sea cual sea y dejemos que la vida nos sorprenda.