Skip to main content

El balance positivo de la confianza. Por Gabriel de Muguerza

Gabriel de Muguerza es participante de la IV Edición de Factoría de Talento Adecco. Es una persona pasional con un sentido de la curiosidad bastante desarrollado. Doble graduado de ADE e Ingeniería en la Universidad de Deusto, cursa actualmente el Máster en Ingeniería Industrial en ICAI. Co-fundador de diferentes asociaciones en su universidad de origen, y una persona que, claramente,  no se conforma con pasearse por la vida.

El pasado jueves 2 de marzo los participantes en Factoría de Talento Adecco tuvieron el encuentro profesional con Javier Rutz, y hemos querido preguntar a Gabriel sobre su experiencia y conclusiones, esta ha sido su respuesta:

UN LÍDER SINGULAR

Sin duda un líder singular. Esta persona aboga por un liderazgo marcado por el “buenísimo” y la total transparencia. Si bien es cierto que a veces la gente se aprovecha de una buena persona, coloquialmente definido como que “se la clavan”, Javier comentaba que el balance global es claramente positivo.

Los ingenieros lo definiríamos como que la integral de las cosas positivas causadas por esta actitud es mayor que la integral de las cosas negativas.

APRENDER DE LOS ERRORES

La clave reside en aprender de los errores y detectar cada vez más rápido a aquellas personas que no son merecedoras de nuestra confianza, pero estar entregado al equipo y que sepan siempre que tienen tu confianza. Esto no debe de quedarse en mera palabrería, sino que tiene que ser palpable con acciones y estar en el centro de los procesos: menos papeleo para aceptación de propuestas y puesta en marcha de proyectos, mayor libertad de trabajo y mayor capacidad para tomar decisiones e influir en la organización. Tiene que estar realmente en el seno de la cultura empresarial.

Haciendo algo de investigación sobre el tema para contrastar los puntos de vista de Javier, me encontré con un interesante artículo de Roderick M. Kramer en Harvard Business Review: Rethinking Trust . El autor comenta que nunca podremos estar seguros de las motivaciones, intenciones, carácter y futuras acciones de la otra persona, pero que simplemente se ha de elegir entre confiar o desconfiar: Confiar y abrirse, aceptando la posibilidad de que alguien pueda llegar a abusar de nosotros. Desconfiar, lo que implica el perderse todos los beneficios resultantes de que la otra persona sea honesta.

BALANCE GLOBAL POSITIVO

¿Pero, realmente nos creemos que el balance global de confiar es positivo? Lo cierto es que hay mucha información a lo que esto respecta. La revista Fortune se alió con The Great Place to Work Institute para realizar un estudio titulado: 100 Best Companies to Work For. La investigación resalta que la confianza entre directivos y empleados es la principal característica que define los mejores lugares para trabajar. Además, el estudio recoge igualmente cómo estos lugares de trabajo gozan de mejores resultados financieros que sus competidores.

CUESTIÓN DE CONFIANZA

Pensando en estas conclusiones, se puede establecer una relación lógica: la confianza afecta directamente a dos variables, la velocidad de ejecutar un proyecto y el coste del mismo.

Cuando la confianza aumenta, la velocidad también lo hace y los costes disminuyen. Sin embargo, cuando la confianza baja, la velocidad baja igualmente y los costes aumentan. De esta manera, si confiamos en las personas que integran nuestro equipo, volarán en la mayoría de los casos.

Efectivamente, el balance global de confiar es muy positivo. Sin embargo, no todo el mundo tiene la misma predisposición para hacerlo, o bien porque no la tiene de forma innata o bien porque la ha perdido por malas experiencias. Kramer, el autor del primer artículo, establece una serie de reglas y pasos que conllevan a esta apertura hacia los demás y a la confianza en nuestros compañeros.

HACER LAS COSAS POR APRENDER 

Por último, un eje que también fue de importancia en el encuentro profesional con Javier es el de la búsqueda del aprendizaje. Interesante discusión en la que todos los participantes vimos la conclusión evidente: en la etapa universitaria que estamos viviendo tenemos que estudiar por aprender y no estudiar por aprobar. Tenemos que hacer cosas por aprender y con pasión, que por algo somos personas jóvenes llenos de vitalidad, en plena flor de la vida. ¿Porque si no lo hacemos ahora, cuando lo haremos?

En determinadas ocasiones puntuales está bien estudiar para aprobar una asignatura que tenemos atravesada, pero tenemos que ser conscientes de las oportunidades perdidas al aplicar continuadamente esta actitud. Estamos perdiendo la oportunidad de aprender y entender una serie de cosas. Porque cuando entiendes algo, asimilas los conceptos fundamentales de por vida.

LOS CONOCIMIENTOS QUE NO USAS, ES PORQUE NO LOS TIENES

Mi padre, cuando en el colegio me quejaba porque no quería estudiar alguna asignatura, me decía: “hijo, los únicos conocimientos que no usas en la vida son los que no tienes”. Es cierto que cuando los estudiantes salimos de la universidad y llegamos a la empresa, muchas veces no sabemos cómo hacer la tarea asignada. Pero eso no significa que lo que hemos aprendido en la universidad no nos valga de nada. No. Todo lo contrario. Hemos aprendido a fracasar, a aprender, a organizarnos y a cooperar con otras personas. En esto se trata el mundo real de la empresa. Fuera del mundo académico no hay una pila de ejercicios resueltos o un guión establecido de cómo hacer las cosas. No, hay que adaptarse y aprender. Como dijo Samuel Beckett. “Lo intentaste. Fracasaste. No importa. Inténtalo de nuevo. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.

LA IMPORTANCIA DE SABER APRENDER

De hecho, la habilidad de saber aprender es clave para las organizaciones. Tal y como lo establece Erika Andersen en Learning to Learn, Harvard Business Review, “las organizaciones están hoy en día en un flujo continuo”. La tecnología crece y se desarrolla a velocidades no controlables, nuevos modelos de negocio transforman sectores y los consumidores no se contentan. Para ello, con las palabras traducidas de Arie de Geus, “la habilidad de aprender y adaptarse más rápido que los competidores es en algunos casos la única ventaja competitiva sostenible” para una empresa.

APROVECHAR LA ETAPA UNIVERSITARIA

La mejor manera de que los jóvenes nos preparemos en este sentido es eliminando el sesgo en contra de las cosas nuevas. Tenemos que aprovechar la etapa universitaria para no sólo aprender en las aulas, sino que también para exponernos a situaciones de vulnerabilidad por desconocimiento. Porque de esas experiencias y en esos entornos aprenderemos cosas totalmente nuevas y aumentaremos nuestra curva de aprendizaje.

Hay que buscar dichas situaciones continuamente. No tener miedo a fracasar o a decir una tontería en público. Atreverse a ser novatos, una y otra vez.

Efectivamente Javier, parece que hay evidencias que te dan la razón. Gracias por compartir tus experiencias. Agradecimientos igualmente al equipo de Dynamis Consultores y al equipo de Adecco por hacer Factoría de Talento Adecco una realidad.

Muchísimas Gracias a ti, Gabriel, por compartir tus sensaciones sobre el encuentro con nosotros.