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“Cuando era joven yo también quería cambiar el mundo” por Menti Conde

Menti Conde Espinosa es una estudiante de Arquitectura obsesionada con el mundo de las Relaciones Internacionales. Desde que empezó la carrera no ha sido capaz de quedarse quieta un minuto: se fue de voluntaria a Camerún, de Erasmus a Seúl y a trabajar tres meses a la sede de Naciones Unidas en NY, entre otras cosas.

El año pasado fue una de los 40 finalistas de la cuarta edición de Factoría de Talento y al preguntarle que ha sido para ella esta experiencia esto es lo que nos ha contado:

“Cuando era joven yo también quería cambiar el mundo”

Esa es la frase que suelen contestarme todas esas personas no necesariamente mucho más mayores que yo y colocadas en el mundo profesional cuando me preguntan qué me gustaría hacer con mi vida.

Mi propósito siempre ha sido sencillo: cambiar el mundo, no sé ni cómo, ni cuándo, ni a que escala, sólo sé que quiero hacerlo, o mejor dicho, que necesito  hacerlo. Es por eso que como parte de mi plan siempre he tenido la costumbre de ir más allá de las cosas, de aprender más allá de las aulas de la universidad, de vivir experiencias que me permitieran conocer más. Porque al final son estas cosas, todo lo demás, las que te hacen diferente y te impulsan a seguir creciendo y aprendiendo.

Así es como hace cosa de un año decidí apuntarme al proceso de selección de factoría, empezando así, lo que para mí se convirtió en una de las experiencias más importantes de ese “todo lo demás que comentaba antes.

Quizás fue por el factor sorpresa de quien se espera una cosa y recibe otra completamente distinta o quizás fue el momento en el que factoría llego a mí, fuera como fuese la Menti de septiembre no sabía lo que iba a vivir a partir de enero. Y es que factoría pretendía ser un programa más de emprendimiento, de orientar a los jóvenes en su futuro profesional, sin embargo, resultó ser algo completamente distinto: Factoría no fue un programa, fueron personas. Personas muy diferentes con una gran cosa en común: unas ganas enormes de salir de sí mismas y como yo, cambiar el mundo de cualquier manera. Personas aparentemente sin nada en común salvo una cosa: su actitud ante la vida. Y así es como los martes y los jueves por la tarde se convirtieron en ese momento clave de la semana donde poder compartir inquietudes y pasiones, y como 40 completos desconocidos fuimos construyendo casi sin darnos cuenta la amistad que hoy nos une.

Sin embargo, al hablar de las personas que son factoría, no podemos olvidar a Ángela, Pablo, Lorena, Víctor y todos los que participan de una manera u otra en el programa, pues ellos son quienes nos animan a que por mucho que el tiempo pase y nuestras circunstancias cambien, jamás perdamos estas ganas de seguir haciendo cosas.