“Pensemos en cuántas veces hemos pedido tiempo. Tiempo para terminar un trabajo. Para darnos un descanso o tiempo para nosotros. Sin nadie más. Pensemos en cuántas veces hemos querido que el día tuviera una hora más o pedido que el mundo se parara. Para tener horas y días de regalo. Y hacer con ellas no lo que debemos hacer, sino lo que queremos.
Pues este es el momento. La cuarentena refleja una situación catastrófica a nivel mundial pero un regalo de tiempo a nivel personal.
Si comenzáramos a ver el lado positivo de las cosas y pensar en todo lo que ahora podemos hacer y dentro de un tiempo no, no solo seríamos más felices, sino que de verdad aprovecharíamos más el tiempo. Siempre. En cada momento. “
Si alguna vez te has preguntado cómo puedes ayudar a la gente, no es casualidad, porque tal vez hayas nacido para ello. De hecho, creo que no existen las casualidades. Para empezar, si estás aquí, han tenido que suceder muchas pequeñas causalidades para ello. Quizás una de esas causalidades ha sido que algo (llámalo, naturaleza, Dios, o como quieras) ha invertido en ti, igual que Warren Buffet invirtió en Coca Cola en 1987, con el objetivo de hacerse más rico. En nuestro caso, desconozco el objetivo de aquello que ha invertido en ti, eres tú el que debe preguntarse y descubrirlo, ten paciencia y escúchate a ti y a lo que rodea.
A lo largo de mi aún corta vida, él siempre trató de contármelo todo como un cuento; como otro no sabía, siempre usó un lenguaje simple y llano, pero atrapante. El cuento fue en ocasiones cálido y reconfortante, en otras gélido; lograba remover en cada uno de sus capítulos distintos sentimientos, pero si algo siempre hacía era despertar curiosidad e invitar a la reflexión. Yo como simple mensajera, contaré hoy intentando dar cierta coherencia temporal, el cuento que en tantas ocasiones el me narró.