Ojalá nunca dejáramos de sorprendernos
Hubo una vez, en que nos sorprendía que el sol saliera del mar, como por arte de magia. Y veíamos un pájaro que remontaba el vuelo y nos quedábamos perplejos. Y no salíamos de nuestro asombro cuando apretábamos un botón y una luz se encendía. Lo bueno del descubrimiento, cuando somos niños, es que nos arrastra a seguir aprendiendo. Buscamos más soles, más pájaros, más interruptores.
¿Cuándo cambia eso? ¿Y por qué?
Si no te acuerdas de aquellos momentos, te recomendamos que veas este video.
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