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El futuro laboral de los jóvenes empieza en la escuela

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Mucho se habla de la crisis, del futuro, de la empleabilidad de nuestros jóvenes, pero pocos son los que ofrecen soluciones, alternativas, fórmulas nuevas que propicien de verdad el cambio. A veces estos cambios suponen rupturas, nuevos comienzos, flexibilidad, adaptación a lo desconocido…

Desde nuestra perspectiva y aprovechando el contacto permanente que tenemos con el mundo empresa y con los jóvenes universitarios, podemos apuntar algunas claves, que en nuestra humilde opinión merecen ser consideradas para cambiar y propiciar un futuro mejor.

1. No faltemos a la verdad. La imagen que se tiene de España, como un país donde el índice de paro juvenil afecta a más de la mitad de los menores de 24 años, no es del todo cierto. Se está omitiendo en esta afirmación un dato importante que es el hecho de que no todos los jóvenes por debajo de esa edad, están buscando activamente trabajo, sino que están estudiando.

2. Replanteemos la sincronización entre lo que se enseña y lo que se demanda en el mercado. Unir conocimientos y requerimientos empresariales es una de las claves para que se cree empleo. De nada me sirve memorizar los ríos de España si el mayor índice de empleabilidad de jóvenes hoy por hoy lo propicia el sector tecnológico.

3. Incentivemos fiscalmente la contratación de estos jóvenes.

4. Impulsemos el futuro de la formación profesional, tan “mal vista” en algunos entornos frente a los círculos universitarios. Sin embargo su alto nivel de salidas es un dato a tener en cuenta. Quizás habría que rediseñar la duración de estos programas de formación para que se fomentase la empleabilidad del joven.

5. Reduzcamos el índice de fracaso escolar y habremos reducido un alto % de nuestra particular fábrica de parados

6. Antepongamos la experiencia frente al currículo brillante. En mi humilde opinión y sin menospreciar lo segundo, la experiencia vital de cada uno, a veces pesa más que un brillante expediente académico. De alguna forma “viviendo”, te estás enfrentando a una realidad que ya sea en el mundo laboral o en el día a día de cada uno, pone a trabajar tus competencias, pone a prueba tu capacidad resolutiva, te obliga a tomar decisiones.

7. No nos conformemos. Es una triste realidad que en algunos casos, los jóvenes presentan un brillante expediente académico, una alta capacidad para hablar otros idiomas necesarios para casi cualquier puesto de trabajo, pero su talón de Aquiles es la capacidad para esforzarse y visualizar las recompensas a largo plazo. La cultura de la inmediatez en la que nos movemos hoy día, también afecta en algunos casos a la prisa de los jóvenes por conseguir el éxito, olvidando el camino del esfuerzo y el trabajo bien hecho a lo largo del camino.

8. Formemos, formemos, formemos… Leía en un artículo muy interesante una afirmación que hacía un directivo de una importante multinacional española, sobre el hecho de que “Si acaba la formación de una persona, acaba su desarrollo profesional”. Las empresas no deben olvidar esta premisa y apostar por la formación continua de sus empleados.